Cierro por vacaciones, pero no si la actual crisis me permitirá volver a abrir el chiringuito. Es una ventana al mundo, desde la que canto mis trinos solitarios, solo por necesidad de expresión, pero también -y puede que sobre todo- por crear una comunicación con internautas que de alguna manera compartan algunas de mis inquietudes. No es fácil, como no lo es en la vida real, y más en estos stiempos que están erosionando lo mejor que tenemos las personas, que es la esperanza.
No me asusté cuando se empezó a hablar de crisis y de que habíamos de ajustarnos el cinturón, ya que vengo de un tiempo en que el cinturón lo llevábamos apretado desde que nacimos. Incluso creí que no vendría mal que echáramos un poco de sentido común y viéramos que no se pueden poner las ilusiones en poseer, en el triunfo fácil. Creí que los de mi generación nos equivocamos en pretender para nuestros hijos un mundo perfecto, una vida fácil en donde ellos serían los reyes. Se desmonta el castillo de arena y es lógico que ocurra cuando sopla el viento. Pero la esperanza no se pierde porque ocurra lo inevitable (ni el mundo es prefecto, ni la vida es fácil, ni nadie es superior a nadie), sino por la reacción de los políticos que no están a la altura de la situación. Da asco escucharles. A unos y a otros. Me callo yo también, porque me he cansado hasta de mis propias palabras.
Buen verano