Otra persona asesinada legalmente. La hipocresía del ser humano no tiene límites cuando queriendo parecer un ser moral dicta leyes que amparan sus instintos más bajos como es la venganza. La muerte de una persona no resucita a la perdida, no repara nada, ni tampoco sirve de bálsamo para sus familiares. Cuanto más por el hecho constatado miles de veces de los errores judiciales. No hay color. Mientras sigamos promocionando el asesinato, la tortura, el dolor ajeno, seguiremos anclados en los primeros estadios de nuestra evolución.
"EEUU ejecuta a Troy Davis pese a las protestas y la oposición internacional"
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