Creo que los lingüistas tendrían que salir a la calle a reivindicar el buen uso, el uso de las palabras para lo que realmente sirven: ponernos en contacto con la realidad, la exterior y la propia, ya que ellas son las que nos constituyen como personas. Lo contrario, usarlas para engañar, confundir, mentir o como se le quiera llamar es perverso, pues atentan contra nuestra propia estructura mental.
Lo último en dilapidación del lenguaje lo acabo de leer en una noticia http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/06/18/galicia/1340039375_247647.html. A los recortes en las revisiones de los enfermos de cáncer del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, le llaman "nuevo protocolo". Casos como el de la noticia ponen los pelos de punta y, se pregunta una qué va a pasarle a Manuel en esos 11 meses en los que no van a hacerle ninguna prueba para saber si su cáncer se ha reproducido.... ¿Iban a esperar esos políticos que cortan y recortan sin compasión 11 meses para saber lo que les podría pasar a ellos o a sus familiares si fueran los protagonistas? ¡dios mío, líbrame de los malos pensamientos!
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