Sólo escribieron sus nombres, sus números en el campo de Auschwitz-Birkenau(Polonia), sus lugares de nacimiento. Sólo pretendieron dejar constancia de su paso por el mundo, por un mundo que en su trágica suerte se les había convertido en infierno. Podían haber escrito un mensaje de amor a alguien, una llamada de socorro a algún posible salvador, podían haber grabado su odio o su desesperación en aquel papel. Pero sólo dejaron constancia de su vida. Al hacerlo, consolidaban lo más elemental y lo más imprescindible que tenemos las personas: el nombre que nos define, el lugar de dónde procedemos, el dilema en donde estamos metidos. Su dilema era que unos asesinos sostenidos por un mundo que miraba hacia otro lado pretendían despojarles de su identidad y de su vida.
¡Ojalá que su mensaje sirva para algo!
La noticia
"Queríamos que quedara algo de nosotros"
retrocedemos como los cangrejos... pero más deprisa. No obstante, muchos seguimos contra viento y marea.
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