No liga mucho autodefinirse euroescéptico y al mismo tiempo confiar que en Europa atiendan, reparen o castiguen los desaguisados de nuestro particular gobierno. Ése es el planteamiento que me he hecho ante las próximas elecciones europeas y, ya me tenéis a mí echando una ojeada al panorama. Hoy aparecen en los medios los resultados de una encuesta que pronostica a la derecha como vencedora de los comicios, y enseguida me acuden a la mente imágenes esperpénticas que, como en una pesadilla, dan vueltas y se ríen de los pobres votantes que van a encumbrarles en el poder de llevar a cabo sus obsesiones más obscenas pero no por ello menos confesadas. Líderes que predican la xenofobia, la intolerancia, el egoísmo descarado, la usura legalizada. El machismo, la imposición de su moral para todos, la aniquilación de los recursos del planeta....
Desde mi ventana y, también como en una pesadilla, veo imágenes de esos mismos líderes que amenazan con hacer retroceder Europa hasta principios del siglo pasado, veo sus cabezas sin cuello sobre un fondo rojo que asusta.... Luego leo los slogans de quienes han tenido la "genial" idea de presentarlos asustando a la gente, y me doy cuenta que ha sido una izquierda que por lo visto no confía tánto en sus propios recursos y valores como en el miedo de los votantes.
Todavía quedan días para ir pensando a quién votar, pero hoy, después de mirar el panorama, no siento más que náuseas. Seguramente se me pasarán y apostaré por mis valores y el partido que en estos momentos me de más garantías... por más que sé lo débil que es la carne.
