La religión, como la política, son temas que se cocinan en las tripas, y por más que se esfuercen los que las predican, les sale en forma de verborrea tan irritante como aburrida.
En Catalunya lo tenemos todo estos días: Papa y elecciones. Hay para tomarlo a broma, sino fuera en ocasiones dramático. Todos los discursos van destinados a convencernos de la maravilla que cada uno nos ofrece. No importa si para ello nos enfrentan los unos a los otros, el caso es ganar el poder. Porque de éso se trata, ¿no?. La Iglesia, acostumbrada a tener la sartén por el mango en España, nos envía a su máximo representante dando sartenazos a diestro y siniestro, sin tacto alguno y sin ninguna razón objetiva. Como las tertulias no hablaban hoy de otra cosa, ha sido muy ilustrativo ver a sus sesudos invitados hablando por sus ojos y desde las tripas. A su vez los políticos que nos venden el país de las maravillas si les votamos el 28 de Noviembre, parecen dirigirse más que a un público adulto, a unos seres sin memoria que no recuerdan el camino que han hecho hasta ahora. Parecen decirnos que van a partir de cero. Y el cero en política no existe.
No me gustan las exhibiciones en general, pero me pareció genial que la gente se besara ante el Papa, que expresara su sexualidad como un derecho digno de respeto y de leyes que lo protejan, frente a tanta persecución manifiesta.
Me revienta el voto en blanco, pero me parecería justo que contara tanto como cualquier otro, para que de una vez nos trataran como adultos, si querían nuestro voto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario