6/4/11

QUE PAREEEEEEN QUE ME APEEEEEEEEEO!!!!

2011 y buceando en el pasado no muy lejano para encontrar rastros de un mundo habitable, que progresaba hacia una humanidad más rica, no en dinero precisamente, sino en valores como la solidaridad, la dignidad, la veracidad.... Con la unión europea creíamos que, apenas sin fronteras, la libertad de movimientos y de justicia iba a acabar con murallas de incomprensión y de injusticias, con la creación de la ONU creíamos tener un organismo que defendiera los derechos humanos.

La crisis actual no es monetaria, es una crisis que abarca a hombres y mujeres y al planeta entero, a todos menos a unos pocos que tienen preparados su refugios nucleares y su disociación mental. Para ellos no existen las penurias económicas ni el peligro de perder el planeta, pues hasta puede que dispongan de un lugar en cualquier otro. Los demás, los desgraciados que seguimos votando y aplaudiendo a quienes nos están llevando al barranco, lo tenemos crudo. Nuestros jóvenes pasan el día calentando los bancos de las plazas, y las noches de juerga loca como única manera de no pensar en lo que las noticias -las restrigidas noticias que nos llegan- les muestran. Ni protestamos. Ni nos dejan protestar los que dicen representarnos. No por represión bruta, como en otras épocas, sino por la comida de coco tan bien hecha. La psicólogos no denuncian lo que ven, que es el manejo brutal de las emociones para conseguir el fín deseado por los poderosos: gente no solo sumisa, sino convencida de que hay que tirarse al barranco para salir de la crisis. Nuestro presidente Zapatero, a quien voté en un arranque de esperanza, no es capaz siquiera de pedir perdón por su traición. El que según las encuestas le sucederá, Rajoy, se frota las manos porque va a encontrar unos españoles tan cabreados con los socialistas que se le van a entregar sin mirar que si el uno es malo, el otro es peor.

Que no me pongan a los japoneses como ejemplo de nada. Ni rechistan enmedio del infierno que están viviendo. Éso no es contención ni respeto, ni confianza en la autoridad. Éso es tener los ojos vendados a la realidad.

Que los dioses nos protejan.

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