Los indignados de Barcelona han intentando acampar en el Parc de la Ciutadella, delante del Parlament, y es que mañana los diputados catalanes van a votar los presupuestos "recortados" del "flamante" nuevo gobierno catalán. A golpe de tijeretazo de los ciudadanos quieren remendar el gran agujero que unos cuantos banqueros han creado. Ls gente indignada que lleva días gritando en las calles y plazas que no son tontos y que los políticos ya no tienen más función que escucharles y defender sus reivindicaciones. Pero no, los parlamentarios en bloque han pedido a los manifestantes que les dejen ejercer su trabajo. O sea, NADA.
Es verdad que nos ha costado mucho obtener esta especie de democracia, pero han pasado más de treinta años y las cosas han cambiado tánto que por fuerza tenemos que crear una forma nueva, distinta, adaptada a la realidad de hoy y no a la de entonces.
¿Qué hacen los sindicatos? ¿Y los partidos políticos? ¿A quienes benefician con sus desmesuradas ventajas personales y sus luchas internas? ¿Por qué hemos de mantener a quienes no nos sirven?
Se que las respuestas no son sencillas, pero tenemos una juventud formada en el bienestar, capaz de pensar y de dar alternativas a su futuro imposible. Escucharla no es un gesto paternalista o un acto de buena voluntad. Es un deber. Es una esperanza.
¿Os imagináis por un instante que mañana, al ir al Parlament los parlamentarios dieran media vuelta y se sumaran a los indignados?
retrocedemos como los cangrejos... pero más deprisa. No obstante, muchos seguimos contra viento y marea.
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