La derecha, embravecida por las predicciones de los sondeos que les prometen la vuelta al poder en las próximas elecciones generales, habla ya sin complejos en el lenguaje que la caracteriza: cuando el pueblo protesta, no son los ciudadanos de a pie los que lo hacen, sino un pequeñísimo grupo radical y violento que quiere desestabilizar la paz de la mayoría de españoles. En tiempos de Franco eran los rojos comunistas a los que había que eliminar -y lo hicieron sin que les temblara la mano- Hoy, después de mucho tiempo en que se han mordido la lengua y se han vestido de cordero, sacan de nuevo su pata peluda, porque saben que estamos en un tiempo crítico y propenso a extremismos. Como ven que los Indignados no los son, sino que por el contrario son un ejemplo de civismo, les proyectan su propia cólera y se la reprochan acusándoles de violentos. Es más, quieren sacar a flote la violencia de sus propios afiliados para que combatan con los indignados. A éso se llama provocar. A éso se llama engendrar el monstruo del odio en los jóvenes.
Hay personas que en su paso por el mundo contribuyen a dejarlo un poco mejor. Otras son como una maldición para el resto de la humanidad. Porque contribuyen a hacernos un poco más animales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario