¡Bestial! es la impresión que he tenido de la manifestación indignada en Barcelona. Tantas personas tan heterogéneas, caminando juntas, cantando juntas, dándose paso unas a otras. No eran, no éramos perroflautas, ni descerebrados, ni extremistas. Habían jóvenes y viejos y niños y personas con perro, con bastón, con sillas de ruedas... Alguno había que gritaba descosido delante de los coches, otro que le daba fuerte a su lata, ensimismado en su tarea que parecía estar solo, y el que chillaba cabreado contra no se sabe qué y que increpaba a cuantos pasaban por delante suyo, que eran muchos. Esas personas parecían descargar tanta rabia, o tanto desamparo, o tanta soledad... pero podían hacerlo, porque nadie se lo impedía, más bien los miraban, los mirábamos con empatía. No faltó la señora que pretendía cruzar el Paseo de Gracia y al darse de bruces con la gran manifestación argumentaba a su acompañante lo mal que están estas cosas, que si se quieren cambiar se ha de hacer desde las leyes.
A duras penas llegué desde la cabeza hasta la cola de la mani. No se acababa y los del final aún estaban parados. Me faltaba cámara para captar tantos mensajes, tantas expresiones, tanta potencia y tanta templanza.
He premiado mi hazaña con un trozo de turrón de jijona del Portal de l'Angel. Mañana subo fotos y vídeo.
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