Hermoso artículo el de Rafael Gumucio sobre Barcelona y Madrid. Viene de tan lejos la competitividad entre las dos ciudades que parece imposible poder mirarlas con ojos desapasionados. Siempre la comparación que, muchas veces, sale de las tripas. El autor del artículo recurre a la metáfora de un matrimonio que no pueden vivir juntos ni separados. A mí se me antojan como dos hermanas que compiten en belleza, sabiduría, riqueza, clase. Dos hermanas que no saben lo que se pierden si reniegan la una de la otra, en lugar de aplacar su rivalidad con la convicción de que cada una es única y en nada comparable a la otra.
¡Ojalá pudiéramos enriquecernos compartiendo cualidades, en lugar de pisarnos los unos a los otros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario