Creo que en los tiempos que corren hace falta sentarse de vez en cuando ante la línea del horizonte, respirar poco a poco, perderse en el azul o en el naranja o en el gris o en el plata, y volver a lo cotidiano con la mirada llena de ese color que nos llevó a otro mundo posible, al que en algun momento hemos deseado pertenecer y crear. Quizás así podamos escuchar las noticias y a sus divulgadores con la distancia que nos permita no dejarnos llevar por la corriente.
Que Europa se está decantando por la derecha, por la extrema derecha, que en España esta ideología la pretenden extender confundiendo a la audiencia, mezclando unas cosas con otras(la cadena perpetua, la pena de muerte, no es más que una vil venganza,se justifique como se justifique) criticando a los que aún conservamos los valores de los derechos humanos en su sentido más civilizado, que se pasen por el forro la defensa del medio ambiente y en lugar de auspiciar el consumo responsable aboguen por seguir la vorágine consumista, caiga quien caiga y aunque nos desintegremos todos con los escapes nucleares.... Que dejen que miles de personas mueran por el cólera en la era de que estamos....
Pero lo que más me duele de todo es que los ciudadanos de a pie, cedamos tan fácilmente a la propaganda de estos miserables que lo único que pretenden es el poder político y/o económico y saben que la manera más fácil de conseguir aliados es mediante el miedo: miedo a libertad. Lo decía Erich Froom en su libro "El miedo a la libertad", en que analiza cómo fue posible que tantos millones de personas se hicieran cómplices del exterminio que llevaron a cabo los nazis. Así somos de vulnerables y, si no estamos muy alerta, podemos nosotros también dejarnos llevar por ese río contaminado.
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