29/10/09

DÍA DE DIFUNTOS

Llevo días con el corazón blandito, la garganta apretada y los ojos como dos diques que intentan contener emociones líquidas. Pero hoy todo se ha concentrado en las flores ante una tumba. El día de los difuntos que se acerca nunca ha sido significativo para mí, porque encuentro que lo único que allí queda son unos restos biológicos, no la persona a la que se ha amado. Creo que lo que me conmueve de verdad del cementerio es la idea de la muerte.

Después de esa visita nada alegre he visto por la tele un reportaje sobre la revolución sandinista en Nicaragua. Con imágenes de entonces explicadas por algunos de sus protagonistas, con sus recuerdos, sus opiniones, sus sentimientos. Han hablado del fracaso de las revoluciones, pese a los logros conseguidos. Han hablado de hambre, miseria, ideología, armas, lucha, derrota, corrupción. La muerte de los ideales.

Aquí, en Catalunya, en España, siento que también estamos de luto. De ello hablan políticos y sabios, de ello hablan las cartas a los periódicos: La corrupción sin medida de políticos y enchufados mata. Mata la confianza, mata la esperanza, mata los ideales.

Así,a punto de llorar de pena, aparece de pronto en la pantalla dos furgones en los que transladan a unos presuntos chorizos hasta la misma audiencia del juez Garzón. En esas condiciones viajarán esos "elegantes" señores, en celdas separadas y sin demasiadas comodidades. ¡Increíble! pensé. Y el llanto se me volvió sonrisa.

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