16/7/08

CANTO, POEMA

En mi casa nunca se celebraron los cumpleaños con pastel ni regalos. Éramos pobres, pero el motivo no era ése, pues el santo sí lo esperábamos con las ganas del pequeño obsequio que a nosotros nos parecía grande. Mi santo era un día señalado, no como fiesta nacional, sino como el de la patrona del mar, la que cuida de los marineros, la que pasean en barca rodeada de flores. Después, con el latín, mi nombre se me apareció como un canto, como un poema con el que siempre me sentiría identificada. Los cumpleaños quitaron protagonismo a los santos y ahora solo doy y recibo unos “felicidades”cuando llegan, pero mentiría si dijera que en días como éstos no espero que alguien me explique que han sacado a la virgen a pasear por el mar. Me maravilla que siga habiendo gente que aún cree, me maravilla que yo tenga la libertad de no creer sin tener que renunciar a los sentimientos que ceremonias como ésas me producen, me maravilla que el nombre de Carmen signifique canto, poema.

Felicidades a todas las Carmenes

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