Cuando la violencia se apodera no sólo de las personas, sino también de los gobiernos (dirigidos y apoyados por personas que en grupo se hacen más fuertes), se hace imprescindible que la gente de bien que en mi opinión somos mayoría, nos unamos. Y hoy México está siendo un ejemplo, como en su día fuimos tantos en contra de la guerra de Irak y tántos y tántos que si analizamos la Historia aparecen enardelando velas blancas, no de rendición, sino de paz. Porque no hay vida sin paz y porque la lucha contra los abusos, las corrupciones, no tiene que estar necesariamente defendida por los fusiles. Ahora más, en la era informática, de la globalización, tenemos las armas de la comunicación y como siempre, de la solidaridad. Apoyemos a las personas que hoy se han manifestado en México por la paz, contra la violencia y la corrupción, denunciemos a los que, por activa o por pasiva contribuyen a que el estado de cosas se cronifique. En México y en todos los lugares de este no tan grande planeta.
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