Imagino que no debe ser nada fácil gobernar -sin traicionar las propias ideas- para todos. Contentar a los ambiciosos, a los especuladores, a los que ponen por encima de los intereses comunes el propio... "Poderoso caballero, Don Dinero..." Por éso me da tanta pena que un gobernante de la talla de Zapatero se vea acosado por propios y ajenos. Pero es que no se puede contentar a todos, por mucho que uno quiera, por lo tanto, más le valdría ser fiel a sus ideas y a los que han confiado en él, aunque le cueste el puesto. Porque de todas maneras el puesto va a pasar de unas manos a otras, como ha pasado con todos, pues más le valdría dejar alto el listón de la izquierda. Las críticas son deseables, por éso transcribo la opinión de Ecologistas en Acción sobre las medidas que ha tomado el gobierno contra la crisis. Pero todos los errores del presidente no pueden borrar ni sus aciertos ni sus esfuerzos, ni tampoco su respeto por cada uno del resto de los españoles. Lo dice una que no es socialista.
El Gobierno se equivoca en sus medidas anti-crisis
Ecologistas en Accion 13 de agosto
El Gobierno demuestra su clara apuesta por la insostenibilidad al aprobar un plan de medidas que promocionan el crecimiento en detrimento del entorno. Ecologistas en Acción considera que la única opción de garantizar las necesidades de la población, sin esquilmar el entorno ni hacerlo a costa del resto de la humanidad, es olvidarse de la obsesión por el crecimiento y avanzar con el decrecimiento: vivir mejor con menos.
El Consejo de Ministr@s aprobará hoy un paquete de medidas que pretende que hagan frente a la crisis económica que vivimos. El común denominador de estas medidas es liberalizar aun más la economía española. Ecologistas en Acción considera profundamente erróneas las medidas del Gobierno, destacando dos de ellas.
En primer lugar, la supresión del impuesto de patrimonio pretende dar un balón de oxígeno al desinflado sector inmobiliario. Es inconcebible que, un Gobierno que presume de ecologista, pretenda recuperar el ritmo destructor del territorio que ha supuesto la burbuja inmobiliaria, máxime cuando existe en la actualidad un millón de viviendas construidas y sin vender.
La organización también señala que, mientras el sector inmobiliario tuvo tasas de beneficio de dos dígitos, estos fueron privados y sólo beneficiaron a las grandes empresas del ramo y al sector de la población que poseía más de una vivienda. En esos años el sector de la vivienda omitió prepararse para el final de la burbuja y despilfarró los beneficios. En cambio ahora las medidas para reconstituir el maltrecho sector son públicas. Una vez más los beneficios son privados y las pérdidas públicas.
La segunda medida fuertemente criticada por Ecologistas en Acción es la de agilización de las declaraciones de impacto ambiental para acelerar la puesta en marcha de obras públicas. Esta medida es perversa por partida doble, por un lado las declaraciones de impacto ambiental en el Estado español ya son de por si un mero trámite en muchas ocasiones, un trámite que las administraciones en algunas ocasiones hasta se saltan, como son los casos de la M-30 o la M-501 en la Comunidad de Madrid. Bajo el eufemismo de “agilizar” probablemente se esconda un menor peso y valor de las declaraciones de impacto ambiental.
Además, la aceleración de la puesta en marcha de las obras públicas en curso, fundamentalmente del PEIT (Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte) supondrá una mayor fragmentación del territorio, además de un aumento importante de las emisiones de CO2, que alejarán aun más a nuestro estado del cumplimiento de su compromiso en el Protocolo de Kioto. La aceleración del PEIT es, probablemente, la peor noticia que puede recibir el medio ambiente español.
Otra serie de medidas que va a tomar el Gobierno, como la transposición de la Directiva Europea de Servicios, que persigue liberalizar aun más los mismos, también apuntan claramente a que se está sacrificando a la sociedad y el entorno en el altar del crecimiento.
Ecologistas en Acción considera que la única opción de garantizar las necesidades de la población española, sin esquilmar el entorno ni hacerlo a costa del resto de la humanidad, es olvidarse de la obsesión por el crecimiento y avanzar con el decrecimiento: vivir mejor con menos. Apostar por un incremento del consumo de recursos y de energía, como hace este Gobierno, en un planeta limitado es, simplemente, suicida.
Esto se concreta en que, en lugar de apoyar la construcción de más viviendas, se debería poner en circulación las ya construidas. También hay que recordar que España es el país europeo con más kilómetros de autovías y autopistas, y el tercero del mundo. Y la mayor parte de las autovías previstas por Fomento se plantean en itinerarios que no llegan ni de cerca al número mínimo de vehículos que recomiendan los manuales de ingeniería para desdoblar una carretera. Es decir, se trata de un tremendo despilfarro de fondos públicos que sólo conseguirá aumentar el consumo de petróleo.
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