Que nuestra mente tiene mecanismos para defenderse del dolor es algo que mucha gente sabe pero que quizás no tiene presente a la hora de entender cómo es que tántas personas víctimas del dolor de haber perdido algún ser querido de una forma inhumana, prefiere echar tierra encima, callar y ni siquiera recordar que en alguna cuneta de algún paraje perdido se hallan sus restos. Otros, más rebeldes a un destino nada natural, siguen empecinados en levantar piedras y cañares, rastrear hasta encontrar esos huesos que forman parte, ya no de su historia, sino de su vida.
Hoy leo en El País "Contra los comisarios del olvido" .Juan Gelman, poeta y periodista argentino: "Se van los dictadores y llegan los organizadores del olvido". Creo que nadie definiría con más exactitud lo que ha ocurrido y ocurre en tantos países donde las dictaduras asesinan y hacen desaparecer a los asesinados. Como en España. Se llenan la boca -estos organizadores del olvido- con el civismo con que afrontamos la transición en este país. Y no era civismo, no. Digámoslo de una vez: ERA MIEDO. Miedo a que si se pedían cuentas por los crímenes pendientes, aparecieran de nuevo los herederos del fascismo, fusil en mano, y los muertos se multiplicaran por algunos números. El miedo tenía 40 años de edad y de él echaron mano los organizadores del olvido en nuestro país.
Pero siempre habrá un JUAN GELMAN para desenmascararlos.
retrocedemos como los cangrejos... pero más deprisa. No obstante, muchos seguimos contra viento y marea.
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