8/9/09

PROSTITUCIÓN

El tema tiene tanta miga que se hace penoso tomar posición, también escuchar argumentos de todo tipo, a favor de legalizarla, de arrancarla de raíz, de meterla debajo de la alfombra.... sí, la prostitución. Después de tantos años, siglos, de la lucha de la mujer por conseguir la igualdad, nos rasgamos las vestiduras al pensar y ver a esas mujeres que venden su cuerpo como si de pan se tratara, sin pensar que muchas veces se trata precisamente de éso, de vivir al precio que sea.

Ayer oía por la radio a una famosa locutora apuntar a un representante político, en tono medio irónico medio agresivo, la posibilidad de desviar la manguera del regado de calles hacia las personas que están "fornicando" en plena calle. Decía que no iba contra la prostitución, sino contra que lo hagan en la vía pública. Yo pensé que no es tan sencillo. Pensé en la alfombra. Pensé que a los ojos de la gente, de los niños incluso, se considera más grave el espectáculo de la "fornicación" que el de la pobreza, que el de las largas colas que tienen que hacer los inmigrantes bajo el sol que abrasa o el frío que duele. Se considera más grave ese espectáculo que el que emiten esas cadenas de tv en que las personas chillan y se despellejan.

No es tema sencilo, seguí pensando, porque en la prostitución se unen intereses de todo tipo y de una manera tan ajena a los y las que la condenamos o pretendemos entenderla, que sigue existiendo pese a todos. Mundos y submundos entrelazados en unos seres que han hecho de ese estado su manera de existir. Son las prostitutas, los que acuden a ellas, los que viven de ellas....

Los políticos siguen buscando soluciones (¿?) A mí me parece que lo más urgente es que nos quitemos las caretas, dejemos fuera la hipocresía y tratemos a esas personas (las prostitutas) con la dignidad a que tienen derecho.

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