Saber.... ¿para qué?. Este podría ser el título de un artículo que podría empezar con una historia real:
Un octogenario que en su juventud padece una hepatitis (se puso amarillo). En toda su vida solo le han dicho que está un poco delicado del hígado y no le mandan tratamiento alguno, ni cuando en las ecografías aparecen unos nombres raros referentes a algo del caudado. Sigue su vida normal, sin regímenes ni cuidados de ningún tipo (nunca ha sido bebedor). A los 79 le visita por primera vez un Hepatólogo por alguna molestia ocasional. En el informe escribe lo mismo sobre el caudado más un nombre raro como Ascitis. Vuelve a decir que tiene el hígado delicado y lo manda a casa sin tratamiento y sin recomendación alguna. Al año (justo cumple 80 años) tiene que acudir de urgencias al hospital, le encuentran un bulto de líquido en la barriga y dicen que es del hígado, porque no le filtra. Dicen que ya sabemos que tiene el higado delicado. Lo remiten al hepatólogo sin urgencia alguna. Al llegar a casa miramos el informe y aparece el terrible diagnóstico que NADIE ha pronunciado: Cirrosis Hepática.
Acudimos a la hepatóloga de la mutua privada y al explorarle mediante ecografía se indigna: ¿Cómo han llegado a este diagnóstico sin un control continuado? Nos mira acusadora. Estamos atónitos. "NADIE NOS DIJO...", balbuceamos. Afloja la presión y va "per feina", como decimos en catalán:
Mucha agua, laxantes para que las toxinas no vayan al hígado, régimen adecuado, análisis especiales de sangre, y..... si hay mucha, pero que mucha suerte, éste medicamento podría desinflamarle UN POQUITO, el hígado. Pero no es seguro, lo tiene como UNA PIEDRA.
Y acaba: "Está usted muy pachucho, pero vamos a hacer lo que podamos".
Y ahora empezaría un artículo sobre para qué les sirve a los médicos saber tánto, si se lo guardan para ellos. Si no se hacen cargo de la importancia del saber de los pacientes y/o de sus familiares para hacernos cargo de lo que significa ser agente activo de la propia salud, para tomar las medidas necesarias y hacer de cualquier enfermedad algo sobre lo que tenemos una influencia determinante. Porque, no a todo el mundo nos gustan los temas médicos ni tenemos la obligación de ser unos ilustrados en la materia. No tendrían que dar por supuesto que ya sabemos lo que significa la Hepatitis ni su posible evolución. Nos lo tienen que explicar ellos. Y tienen que mobilizarnos ellos, poniéndose, a su vez, manos a la obra, se tenga la edad que se tenga.
Una vez más aparecen los defectos de una sociedad teóricamente tan avanzada en recursos: Falta comunicación, diálogo, un punto de vista más humano y sobre todo un visión holística de la persona. Los médicos que lo practican no están curando sólo el cuerpo de sus pacientes, sino su propia autoestima, su propia dignidad y la de sus familiares.
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