No tuve la suerte de vivir la proclamación de la 2ª República, con las ilusiones y esperanzas que entonces bulleron, según tantos testimonios aún vivos. Se consolidaron avances que aún hoy no hemos conseguido, movidos seguramente por la fuerza que las ilusiones y las esperanzas en un mundo mejor produce en muchos seres humanos. Claro que hay muchas maneras de entender lo que es un mundo mejor: para muchos es la ley del embudo (lo ancho para mí y lo estrecho para el mundo), para otros es el de que la letra con sangre entra (esta ley se explica a sí misma y se puede extender a cualquier ámbito de la convivencia humana). Pero para tantos, en aquel 14 de Abril de 1931, fue la ausencia de todo éso representado por las últimas dictaduras, fue un deseo de libertad no solo externa, sino también y sobre todo personal, lo que vieron por fin realizable y realizado.
La libertad y la democracia no son un bien seguro. Nada en este mundo lo es y quien quiere hacérnoslo creer nos está mintiendo. Hubo entonces, como lo ha habido siempre, conflictos que los fascistas aprovecharon y aprovechan hoy para desprestigiar todo lo que de positivo hubo en aquellos años. Hoy todavía luchan contra cualquier apertura - las pequeñas, pero importantes aperturas que nos está aportando el gobierno de Zapatero- Hay personas y movimientos que nacen y viven para construir un mundo con personas más felices. Las hay que bajo pretextos de fines sublimes, asesinan cualquier atisbo de vida (como canta Llach: assassins de raons i de vides!!)
El 14 de abril y el patriotismo del recuerdo. Artículo de Félix Santos en El País
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