No se qué va a pasar en esta legislatura ni si me voy a arrepentir de haber votado a Zapatero, pero por lo que voy escuchando aquí y leyendo allà (confieso que no viendo en la tele), ésto me va oliendo bien.
Los rugidos de alguna emisora de radio que necesita vísceras para su alimento diario, son tales que tengo que aflojar el mencionado aparato cuando me detengo a escuchar los vientos que por allí soplan. Sus boletines de noticias no son tales, sino mítines enardecidos donde al gobierno catalán tildan -machaconamente- de "nacionalsocialista", entre otros ingeniosos adjetivos. Ahora también la han tomado con su propio líder, el Mariano, al que desprestigian por su postura menos extremista. El artículo de Josep Pernau en El Periódico comenta dicha postura.
Por otro lado, en tertulias catalanas escucho que en Catalunya se debate demasiado y no se hace nada. Algunos comentan, también con tono desmesuradamente irritado, que las cosas se hacen y no se debaten, que qué es éso de que se alcen tantas voces en contra de trasvases, del trazado de la línea de alta tensión... para salvar algún pajarraco que nadie conoce... porque perjudica la salud humana y del entorno... Se encabritan porque en el gobierno catalán hay diferentes sensibilidades y antes de actuar discuten y debaten.
Como les decía... creo que lo que he relatado son pruebas de que las cosas no van tan mal como nos quieren hacer creer. Primero, porque el que se pica, ajos come, segundo, porque quizás sea la primera vez (por lo menos desde que una servidora tiene conciencia) que la autoridad tiene los límites de otras autoridades y por tanto sus actuaciones han de ser consensuadas.
Es más fácil aceptar los dictámentes de los que se erigen en sabelotodo, es como el síndrome de Estocolmo: te secuestran (la voluntad y sobre todo la inteligencia) y tú, te identificas con el secuestrador e ilusoriamente te sientes tan fuerte como él. El engaño es total.
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