Me cuesta trabajo creer que se pueda ser tan malévolo que a uno/s, en este caso a la direccion de la central nuclear de Ascó, les importe un pimiento la salud de las personas y en cambio sí la salud de los beneficios que hubieran dejado de ingresar al parar la planta por la fuga radiactiva. La segunda hipótesis es la estupidez, la creencia ciega de que la radiactividad que penetra en el organismo es inocua. Si la cierta es la segunda hipótesis, posiblemente los señores aludidos desayunan cada día ese bocadillo que les han sugerido a sus empleados. Ellos, sus familiares, sus niños. No se si les darían también dicho alimento a los visitantes de la central, puestos ya a alimentar al personal.
"Si juntas todas las partículas radiactivas en un bocadillo y lo comes, no sería peligroso"
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